¿Desde hace tiempo tienes la sensación de que la leche y los productos lácteos no te sientan bien? En ese caso puede que se trate de una intolerancia a la lactosa. Por ello deberías buscar un diagnóstico médico. Sin embargo, antes de la visita al médico puedes realizar en casa las primeras observaciones.
1 Escribe un diario de comidas
Durante un periodo de unas dos semanas anota las siguientes observaciones: ¿qué síntomas aparecen después de consumir productos lácteos? El siguiente paso es intentar evitar ingerir lactosa. ¿Disminuyen las molestias o desaparecen? En tal caso, poco a poco puedes volver a tomar productos lácteos. En tu diario de comidas sigues anotando tu evolución. ¿Aparecen de nuevo las molestias? En tal caso, probablemente se trate de una intolerancia a la lactosa. Llegados a este punto, deberías visitar sin falta al médico.
2 ¿Qué debes tener en cuenta antes de la revisión médica?
El día anterior al examen médico no debes comer comidas pesadas y 12 horas antes debes permanecer en ayunas, así como evitar fumar o comer chicle, ya que las pruebas médicas se falsearían. También es importante que en el mes anterior no te hayan hecho ninguna colonoscopia y que no hayas tomado antibióticos. Es igualmente importante no planear más citas el mismo día de la revisión médica, porque tras la misma y en el caso de que los resultados sean positivos, tendrás molestias más o menos fuertes durante las horas siguientes.
3 Prueba de hidrógeno exhalado
En esta prueba tomas varias veces y durante un periodo de 2 a 3 horas una solución de agua y lactosa y soplas a intervalos regulares en un aparato medidor. Cuando se tiene intolerancia a la lactosa se producirá en el intestino una mayor cantidad de hidrógeno, el cual llega al aire exhalado a través de la sangre. En el caso de que se incremente la concentración de hidrógeno, el médico puede diagnosticarte intolerancia a la lactosa. Sin embargo, esta prueba tiene un defecto, y es que algunas personas producen únicamente metano en lugar de hidrógeno, no siendo posible la medición de metano mediante esta prueba.
4 Prueba de glucosa en sangre (prueba de exceso de lactosa)
Después de la ingestión de la solución de lactosa se te tomará una muestra de sangre. Si existe una intolerancia a la lactosa, se incrementa de forma anormal el nivel de glucosa en el intestino delgado, ya que la lactosa no es digerida. Tanto en la prueba de hidrógeno exhalado como en la prueba de glucosa en sangre se analizarán, además de los datos registrados, los síntomas que presentes tras las mismas.
5 Prueba genética
Se tomará una muestra de saliva o de sangre que será analizada en el laboratorio. Con esta prueba únicamente se puede determinar si la intolerancia a la lactosa es genética y se realizará cuando se haya descartado una intolerancia a la lactosa secundaria.
6 Biopsia
Se toma una muestra de tejido del intestino delgado y se analiza. Esta prueba es poco frecuente.
7 Estas pruebas no son recomendables
Existen métodos de bio-resonancia en los cuales se disponen en el cuerpo una serie de electrodos – de esta manera se obtienen conclusiones relativas a una intolerancia a la lactosa. Una prueba más amplia mide el valor de la inmunoglobulina G en el cuerpo, es decir, su respuesta inmune. No obstante, este método no permite saber si se trata de intolerancia a la lactosa, a la fructosa, o bien a la histamina.